Para la organización Mundial de la Salud, la Discapacidad Intelectual es un desorden definido por la presencia incompleta o detenimiento del desarrollo mental, principalmente caracterizado por el deterioro de las funciones concretas en cada etapa del desarrollo y que contribuye a todos los niveles de la inteligencia, tales como el cognitivo, el lenguaje, las funciones motoras y la socialización: en esta anomalía, la adaptación al ambiente siempre está afectada. Para la discapacidad intelectual, los marcadores para los niveles de desarrollo intelectual deben ser determinados por toda la información disponible, incluyendo los estudios clínicos, la conducta adaptativa, el entorno cultural del individuo y los resultados psicométricos.
CIE-10. Trastornos Mentales y del Comportamiento. Descripciones y pautas para el diagnóstico. Meditor. Madrid, 1992.
Asimismo, para el estudio de la discapacidad Intelectual se consideran cinco dimensiones, la cual está en concordancia con la Asociación de Estudios Científicos de la Discapacidad Intelectual (IASSID, por sus siglas en ingles) y la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Dimensiones Conceptuales Utilizadas en los Estudios sobre Discapacidad Intelectual:
Katz, Gregorio;Lazcano, Eduardo. “Intellectualdisability, definitions, etiologicalfactors, classifications, diagnosis, treatment and prognosis”, en Salud Pública de México, Vol. 50, suplemento 2,2008, pags S133.
Entre los tantos nombres que ha tenido la discapacidad intelectual, en años anteriores la Organización Mundial de la Salud la clasificaba de la siguiente manera:
Aunque limitados en su capacidad intelectual, y con graves dificultades para seguir un currículo escolar normal, incluso en niveles básicos de cálculo y de alcanzar un respetable conjunto de aprendizajes y conocimientos escolares. Su rendimiento en el trabajo, sus relaciones sociales y su comportamiento sexual pueden también ser en todo, o casi todo, semejantes a los de las personas más inteligentes. A menudo, la deficiencia mental ligera permite un pronóstico esperanzador con los tratamientos pertinentes.
Es la deficiencia mental típica, la que mejor refleja las descripciones convencionales de lo que es la deficiencia mental. Los límites reales, son difíciles de definir y nada rígidos. Su limitación le traerá problemas serios para la inserción en un trabajo y, en general, en la inserción social.
Estas personas tienen pronostico poco esperanzador, aunque pueden seguir metas de integración social. El objetivo principal no es la enseñanza convencional, sino la adquisición del mayor número posible de hábitos o habilidades de autonomía básica.
Es muy difícil que el deficiente estrictamente profundo llegue a alcanzar autonomía funcional más allá de las conductas más elementales de vestirse y desnudarse, comer por si solo o adquirir las habilidades de higiene personal. La enseñanza que habrá de recibir serán hábitos de autonomía, y el desarrollo de habilidades que les hagan crecientemente autónomos en diversas áreas de la vida diaria y que reduzcan así la necesidad de ayuda externa.